domingo, 12 de abril de 2015

MoMA (Favoritos I)

La noche estrellada de Van Gogh


En 1889, Vicent van Gogh se encuentra hospitalizado en un centro psiquiátrico de Saint-Rémy desde el cual nos muestra lo que ve a través de su ventana. Especialmente se interesa por los paisajes de noche cuando la luz es diferente, más especial, es el caso de La Noche Estrellada. Lo que más destaca en este cuadro son las pinceladas que hace sobre el cielo: las estrellas las pinta con un halo luminoso a su alrededor mientras que envuelve con una serie de espirales en tonos azules todo el cielo. También, en primer plano, nos encontramos unos cipreses que dan aspecto de movimiento. Al fondo dibuja el poblado de la ciudad nombrada anteriormente, destacando la torre de la iglesia que la transforma en una aguja alargada. Los tonos que utiliza como el malva, morado, amarillo o azul hacen que todo el cuadro tenga una visión agradable por el conjunto de colores pastel.

Tenía muchas ganas de estar delante de este cuadro, desde que en Segundo de Bachillerato, lo estudié. Ahora he podido comprobar con mis propios ojos la sensación que produce estar tan cerca de él y admirar esos pequeños detalles que no capta una fotografía. Para mí, mi cuadro favorito.


Las señoritas de Avignon de Picasso



En el cuadro aparecen cinco mujeres desnudas mostrándose ante un posible cliente, en un burdel, que no se encuentra en el cuadro sino que tiene la posición del espectador. Dos de ellas poseen un aspecto más cubista que se puede ver reflejado en sus caras y cuerpos. La composición rompe con las leyes de la perspectiva, mientras que las figuras de la izquierda conservan trazos rectos, las de la derecha parecen que se deshacen creando en sus caras una especie de máscaras.
El cubismo da más importancia a los trazos que al color, se pregunta por el volumen y espacio. No está hecho por casualidad sino que sigue unos patrones, lleva consigo un proceso de creación consciente y meditado. 


 Nenúfares de Monet


El cuidado de su jardín se había convertido en su segunda pasión después de la pintura, asi es como desde 1895 quiere plasmar su jardín acuático y todo aquello que cambia en él con el paso del tiempo. La serie de cuadros de nenúfares y ninfeas suman más de 200 cuadros, formando algo así como una obra integral, dentro del resto de sus cuadros.
Por desgracia un accidente le hace perder la vista temporalmente de un ojo lo que poco a poco, se convertirá en un problema de visión grave. Debido al deterioro de la vista, en sus últimos años, llega a resultados completamente abstractos en los que se perciben, incluso, pigmentos y pinceladas sobresalientes del cuadro. 



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